lunes, agosto 31, 2009

Periodista


«Wired» ofrece 5.000 dólares a quien logre encontrar a uno de sus periodistas, desaparecido voluntariamente

La revista estadounidense invita a descubrir si es posible perderse en el mundo actual

Evan Ratliff, un periodista estadounidense que trabaja para la revista Wired, huyó de su trabajo el pasado 15 de agosto sin decir adónde iba. Un día antes había vendido su coche, un Honda Civic, en Las Vegas, en el estado de Nevada. Envió un paquete a su casa por correo, lo que supone que se está deshaciendo de sus cosas para viajar de manera más ligera. La última vez que se supo donde estuvo fue el día 21, en la ciudad de Santa Mónica, una vez más en California. Desde entonces, nadie conoce su paradero, aunque no faltan investigadores buscando sus huellas digitales.

Wired premiará la persona que encuentre a su periodista con 5.000 dólares (unos 3.500 euros). El motivo de su fuga es profesional. Después de entrevistar a un hombre que, para escapar de ser sancionado por cobrar gastos personales con su tarjeta corporativa, intentó fingir la propia muerte y empezar una nueva vida. Ratliff descubrió los trucos que los investigadores usan para encontrar a cualquier persona. Y decidió ponerlos a una prueba: desaparecer durante un mes, pero seguir usando su tarjeta de crédito y sus perfiles en las redes sociales.

Su período de fuga ya va por la mitad y, hasta ahora, nadie ha logrado encontrarlo. Para probarlo, deben sacar una foto suya, decirle la contraseña («fluke») y recibir una nueva contraseña, conocida solo por Ratliff y su revista. Entonces, el investigador exitoso debe enviar un correo al editor de Wired, Nicholas Thompson, con la foto y la segunda contraseña. Su logro será el tema de un segundo reportaje sobre el arte de desaparecer sin dejar rastro.

No faltan canes en esta caza virtual. En Twitter, los lectores que se han embarcado en la búsqueda intercambian información y sugerencias sobre qué significan las huellas que encuentran por el camino. Son decenas de mensajes por hora donde se discuten las más variadas teorías. Para facilitar el trabajo de los investigadores, Wired mantiene una página web con todos los datos que un profesional tiene a su disposición: direcciones IP, compras con tarjetas de crédito e incluso el histórico de términos que el propio Evan Ratliff apuntó en el buscador de Google.

Como el reportero no corre ningún riesgo y su familia sabe que retornará a casa el 15 de septiembre, la búsqueda de Ratliff es tratada más como un pasatiempo que como un caso policial. Pero levanta cuestiones importantes sobre la privacidad en la sociedad actual. «La colección de información digital, la tecnología de rastreo y las medidas de seguridad después del 11-S han cambiado radicalmente la ecuación tanto para fugitivos como para perseguidores», escribió el periodista en el reportaje que le inspiró a escapar.

Ayer, se discutía la posibilidad de que Evan esté aún en Las Vegas, porque accedió a su correo corporativo desde un IP local. O bien podría estar en Chicago, pues el dinero que sacó de su cuenta corresponde a un billete de ida y vuelta a esta ciudad. En quince días, pese a que nadie le encuentre, Ratliff volverá con su respuesta. Y un gran reportaje.

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