martes, noviembre 21, 2006

Bombona

Un hostelero lanza una bombona contra unos jóvenes ruidosos en Vigo

La zona de copas del barrio vigués de Churruca volvió a ser noticia este fin de semana, 15 días después del apuñalamiento de José Luis Viéitez, alias Josiño do Rei. Al no poder conciliar el sueño porque un grupo de jóvenes hacían ruido debajo de la ventana, el dueño del hostal La Estrella, Nicomedes Rodríguez, de 72 años, lanzó por el balcón una bombona de butano para asustarlos. Nadie resultó herido, pero los afectados denunciaron al vecino, que está citado para las diez de la mañana de hoy en un juicio rápido en la Sala de Instrucción número 1 de Vigo.

El incidente, que ocurrió a las 00.15 horas del domingo, generó quejas de la Asociación Viguesa contra los Ruidos por la escasa vigilancia policial en la zona. Dicen que el anterior fin de semana se desplegaron numerosas patrullas para impedir las peleas callejeras, por temor a represalias por el crimen de Josiño. Pero una semana después «han vuelto a sucederse los actos vandálicos y, debido a la falta de protección policial, los vecinos pierden los nervios», critica el portavoz, Javier Quintana.

Por su parte, Nicomedes Rodríguez asegura que esa noche sus clientes se quejaron del jaleo que montaban medio centenar de jóvenes en la vía pública, delante de un pub del número 3 de la calle de Martín Códax. «Telefoneé dos veces a la Policía Local y al 091, pero no vinieron por aquí», dice.

Aporrearon la puerta

Harto, el hostelero salió al balcón y recriminó su comportamiento a la pandilla. Lejos de bajar el tono de voz, el grupo profirió insultos contra él. «Aporrearon la puerta y timbraron varias veces. No nos dejaban dormir», relata.

El hostelero admite su falta: «Desquiciado, perdí los nervios». Amenazó con tirar una bombona a los muchachos y éstos lo provocaron: «¿A que no eres capaz?», retaron. Dicho y hecho. El septuagenario lanzó la bombona, «pero no contra ellos. «La tiré hacia un sitio donde no había gente; si no, mataba a dos o a tres». La bombona estaba vacía y no explotó. Finalmente llegaron dos coches patrulla del 092 y dos jóvenes denunciaron al vecino, que fue identificado. «Lo irónico es que los agentes me preguntaron por qué no había avisado antes a la policía», comenta.

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