martes, junio 05, 2007

Autobús


Un joven bebido robó un autobús para ir a la romería de Usagre

Un joven de 20 años vecino de Valencia de las Torres que dio positivo en la prueba de alcoholemia fue detenido la madrugada del domingo en Usagre después de recorrer con un autobús robado decenas de kilómetros, una aventura que sólo se vio truncada cuando el vehículo quedó atascado en una zanja.

Esta inusual aventura con tintes delictivos tuvo su origen en la explanada existente junto al silo de Valencia de las Torres, el lugar donde es aparcado a diario el vehículo de línea que cubre el trayecto entre Valencia de las Torres y la ciudad de Badajoz.

La empresa propietaria del autobús explicó ayer que el joven forzó la puerta trasera y accedió a su interior, donde comenzó a manipular el cuadro de mandos hasta lograr que el coche arrancara.

Los propios responsables de la firma de transportes aún no se explican cómo logró ponerlo en marcha, puesto que la conexión de las baterías requiere el accionado de diversos botones que sólo conocen las personas familiarizadas con la conducción de este tipo de vehículos.

Lo que no logró encontrar el joven fue el botón que acciona las luces delanteras, por lo que circuló con los faros apagados durante el trayecto que realizó a Higuera de Llerena, la primera localidad que habría visitado. En Valencia de las Torres se comenta que durante esa incursión inicial las únicas luces que alertaban de la presencia del autobús en la carretera eran los intermitentes naranjas, todo un peligro para la circulación de la vía. A ello se unía el riesgo que suponía la puerta del maletero inferior, que iba abierta.

Aún así, este espontáneo del volante logró dar la vuelta en Higuera de Llerena y regresar a Valencia de las Torres, donde se cuenta que incluso tuvo tiempo de ir a un disco-pub para buscar a sus amigos. «Parece ser que le dijeron que estaban en la velá de Usagre, que se celebra con motivo de San Isidro, por lo que decidió dirigirse allí», afirmó a una autoridad local.

Quién avisó a la Guardia Civil aún no está claro, pero todo apunta a que algún amigo del joven decidió dar la voz de alarma al comprobar que Manuel R. G. iba a cometer la gran locura de su vida. No en vano, el autobús que llevaba era un vehículo con capacidad para 56 viajeros valorado en unos 210.000 euros, toda una fortuna en manos de un conductor que sólo posee el carné para conducir turismos.

La Policía Local de Usagre confirmó ayer que el vehículo recorrió los 17 kilómetros que separan esta población de Valencia de las Torres y penetró en el casco urbano de Usagre por la entrada principal, desde donde enfiló la avenida Guardia Civil antes de pasar por la plaza del Cristo, recorrer la calle Rodríguez de la Fuente y adentrarse en el callejón del Molino.

En total debió cubrir dos kilómetros dentro del pueblo, un peligroso itinerario en el que ya era seguido por los vehículos de la Guardia Civil que intentaban cerrarle el paso.

Finalmente fue acorralado, pero en lugar de pisar el freno se internó en un solar sin urbanizar con la intención de burlar al coche de la Guardia Civil que le impedía seguir, instante en el que pisó una zanja que bloqueó las ruedas del autobús y no le permitió seguir la marcha.

Para entonces ya había echado abajo una cabina de teléfono, la fachada de una vivienda e incluso alguno de los escalones de granito que soportan la cruz de los caídos que se encuentra en la plaza del Cristo, un monumento a prueba de regímenes políticos y gobiernos de distinto pelaje que a punto estuvo de sucumbir ante la embestida de esta mole de acero.

La detención tuvo lugar alrededor de la 1.30 de la madrugada y quienes conocen el relato de los hechos se preguntan qué habría sucedido si hubiese llegado a la zona donde se celebraba la romería, un lugar en el que se concentraban cientos de personas.

Los vecinos de Usagre aseguran que a la entrada del pueblo arrastró varios indicadores de tráfico e incluso tuvo tiempo de preguntar por dónde se iba a la romería, si bien tomó la ruta equivocada y giró a la derecha -en dirección al pueblo- en lugar de virar a la izquierda y llegar al escenario de la celebración, que tiene lugar a un kilómetro de la población.

La fortuna quiso que el autobús no se topara en su recorrido con ningún vecino, pero eso no le impidió abatir una cabina telefónica ni arrollar un coche estacionado en la calle que sufrió cuantiosos daños, por no hablar del zócalo de una casa que desapareció de un plumazo.

La lista de daños se completa con cuatro contenedores de basura de Valencia de las Torres y dos vallas de protección que también desaparecieron como consecuencia de las arremetidas del autobús.

Desde la empresa Leda, propietaria del vehículo, se ha indicado que el coche de pasajeros también sufrió importantes abolladuras en su carrocería, además de fracturas en la luna delantera y cristales laterales, rotura del espejo retrovisor y desperfectos varios. Justo ayer por la tarde los daños iban a ser peritados en la estación de autobuses de Almendralejo, donde fue llevado el autobús tras vivir su viaje más peligroso.

El joven que protagonizó los hechos denunciados fue llevado en un primer momento al cuartel de la Guardia Civil de Usagre y con posterioridad al juzgado de Llerena, que se ha hecho cargo del caso. Manuel R. G. ha sido acusado de un presunto delito de hurto de vehículo a motor y de otro contra la seguridad del tráfico, éste último por superar los 0,6 miligramos de alcohol por litro de aire expirado, bastante por encima de los 0,25 permitidos para conductores normales y de los 0,15 que se autorizan a los conductores de vehículos de pasajeros.

Aunque no existe confirmación oficial, en Valencia de las Torres se asegura que ya ha sido puesto en libertad a la espera de juicio y que ahora se encuentra en su casa. «Por la calle no se le ha visto», relató un vecino.

Los responsables de la empresa de autobuses afectada por este suceso aún no se explican «qué milagro hizo posible que este chico no se matara o matara a alguien, puesto que el riesgo de vuelco o de sufrir un accidente fue constante durante todo el recorrido».

Quienes conocen a Manuel aseguran que se sacó el carné de conducir «hace cosa de un año», aunque ha viajado mucho en autobús durante su etapa de estudiante, por lo que no se descarta que se hubiese fijado en la forma de conducir el vehículo que comunica su pueblo con la capital. Últimamente estaba trabajando como temporero en una finca de Valencia de las Torres.

El joven no ha hecho declaraciones pero su familia asegura que está arrepentido.

1 comentario:

José Manuel Díez dijo...

El tipo le puso cojones, de eso no hay duda...

Qué buena, Kurdete!!