viernes, enero 23, 2009

Burras


Burras para defenderse de los lobos

Una modélica ganadería gallega cuenta desde hace unos meses con dos burras como celosas guardianas de sus vacas, el sistema más eficaz y sorprendente para evitar el ataque de los lobos.

La historia es como sigue. Con 200 hectáreas en la provincia de A Coruña y 400 vacas felices, Casa Grande de Xanceda es uno de los mayores productores de lácteos ecológicos en España.

En 40 años los lobos habían respetado a esta ganadería, pero en apenas dos meses varias mandadas lobunas mataron a cuatro de sus vacas e hirieron gravemente a dos más. Sin embargo, en lugar de liarse a tiros, colocar venenos o poner el grito en el cielo, sus responsables preguntaron a los expertos. Y fue nada menos que una organización de protección de los animales carnívoros en Namibia quien les dio la solución, hacer lo mismo que hacen en África para evitar el ataque de leopardos y guepardos, confiar la protección de sus vacas a varias burras jóvenes.

Yo no lo sabía, pero los testarudos equinos, que tantas veces me lanzaron al suelo en inolvidables paseos infantiles, protegen a las vacas como si de su propia familia se tratara. Ante un ataque, en vez de correr aterrorizadas se enfrentan valientemente a los lobos soltándoles coces a diestro y siniestro. Y es esta dura reacción defensiva la que convence a los cánidos para buscar una presa menos arriesgada, fuera del alcance de sus fuertes pezuñas.

Además, ante el ataque las burras rebuznan alarmadas con fuerza inusitada, alertando así del peligro a los ganaderos.

Y parece que funciona. Tras la llegada de Xanceda y Júnior, como han sido bautizadas las originales pastoras, sólo han sufrido un ataque de lobos que se saldó con heridas a una de las vacas, y fue porque las burras no estaban en ese momento con ellas.

Hombres prudentes, como complemento han incorporado al equipo a dos buenos perros (un mastín leonés llamado Yogur y una perra loba por nombre Fresa), contundente refuerzo a tan ecológica batería de excelentes elementos disuasorios. Es lo que podríamos llamar lucha biológica contra el lobo, al fin y al cabo el modelo que los ganaderos han venido utilizando con éxito durante siglos, antes de que se enzarzaran en subvenciones, ponzoñas y escopetas.

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