lunes, septiembre 18, 2006

Botijos



El mayor coleccionista de botijos espera la creación de un Museo en Logroño

Jesús Gil Gibernau es propietario de la mayor y mejor colección de botijos del mundo. Su colección está formada por más de 3.000 piezas de distintas épocas y alfarerías de origen español, la cual desea donar a La Rioja a cambio de que el Ayuntamiento de Logroño destine un edificio del Casco Antiguo para la creación del Museo del Botijo.

Esta colección, debido a su enorme importancia ha sido incluida en el libro de récords de Guinness. La colección se expone actualmente en el Palacio de los Guzmanes, un edificio del siglo XIII ubicado en Toral de los Guzmanes (León), a cuyo Ayuntamiento la cedió Gil Gibernau por cinco años, a fin de crear el museo del Botijo.

Gil Gibernau explicó que las piezas de la colección ofrecen curiosas representaciones del mundo animal y religioso.

En la colección, precisó, se pueden admirar piezas tradicionales junto a otras más modernas de gran belleza y originalidad, y en todas se aprecian diferencias interprovinciales, tanto en su forma como en su colorido, tamaño o decoración.

Además, cuenta con más de cincuenta piezas en la que la vid está presente en el botijo.

Gil Gibernau, abogado de profesión y aficionado por las antigüedades, comenzó a adquirir las primeras piezas de la colección hace quince años.

"Con mucha paciencia y varios miles de kilómetros", confesó haber visitado a todos los alfareros de España, algunos de ellos, de pueblos recónditos.

Sin embargo, explicó que gracias a internet ha podido ampliar la colección, hasta el punto de que "no hay no me lleve una pieza vieja o antiguo", incluso, todo lo relacionado con el botijo.

Creación del Museo del Botijo

Gil Gibernau aspira a "dejar esta colección definitivamente en La Rioja", su tierra natal, a pesar del interés del Ayuntamiento de Toral de los Guzmanes, y de la Junta de Castilla y León, por seguir atesorando esta exposición, cuyo valor estima que puede alcanzar los 360.000 euros. Precisó que si el Ayuntamiento de Logroño u otras instituciones riojanas acceden a esta petición, cedería la colección de forma gratuita y con el compromiso de aumentarla y mejorarla a su cargo.

En la actualidad, prepara una documentación, que calificó de "importante", en la que describe cómo entiende que puede configurarse este Museo, y que prevé tener concluida en las próximas semanas para entregarla al Ayuntamiento de Logroño.

Gil Gibernau recalcó que también está abierto a que el Gobierno de La Rioja o algún Ayuntamiento puedan estar interesados en aceptar este proyecto, por lo que también lo presentará a la opinión pública para conocimiento de otras instituciones que pudieran estar interesadas, en el caso de que el Consistorio logroñés declinara.

Aseguró que ésta será la última oportunidad que da a La Rioja para traer esta colección a su tierra natal.

Falta de interés por parte de la comunidad riojana

Lamentó la "falta de interés" mostrada por las autoridades regionales y locales, después de que hace siete años visitaran su colección, en Logroño, antes de cederla al Ayuntamiento de Toral de los Guzmanes, un pueblo de unos 700 habitantes, que se interesó por este patrimonio.

"Si La Rioja no acepta el proyecto, definitivamente me voy con él. Se quedará en Toral de los Guzmanes, donde lo ampliará con Museo y Fundación", o a otras comunidades como Andalucía, que "también se han interesado por esta iniciativa".

El Museo que Gil-Gibernau proyecta para ampliar su proyecto y que, si no se queda en La Rioja, lo desarrollará fuera, incluirá todo un legado fotográfico y pictórico, entre otros detalles, que configuran la historia del botijo y que él guarda en Logroño.

Admitió que su afición por el botijo "raya la enajenación mental" hasta el punto de que tramita editar un libro en la que se recoge todo este proyecto y junto a otros seis coleccionistas españoles de botijos, creará la Asociación Nacional de Amigos del Botijo, que él presidirá y que espera haber constituido para octubre.

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