martes, septiembre 19, 2006

Comida Basura

Madres sirven comida basura por la valla del colegio de sus hijos en respuesta a los menús sanos

Una pareja de madres se rebeló contra la nueva política de dieta sana impuesta por la direccíón del colegio de sus hijos. Desde que comenzaran las clases en Rawmarsh Community School, Reino Unido, estas madres se animaron a repartir comidas como hamburguesas, salchichas y patatas fritas para combatir los aburridos menús de la escuela. Tras algunas conversaciones han alcanzado una tregua con la dirección del colegio.

Julie Critchlow y Sam Walker han estado sirviendo pedidos entre el alumnado de esta escuela de South Yorkshire, en respuesta a los ruegos de los niños y algunos padres, abrumados por el nuevo menú, los nuevos horarios de comidas y la prohibición de salir del recinto del colegio para evitar que adquirieran comestibles fuera.

Tal ha sido la acogida entre el alumnado que estas madres "fast food" -como se las ha apodado- que han llegado a repartir hasta 60 pedidos entre los hambrientos niños.

Fuentes del colegio señalaron que les ha llevado dos años de trabajo establecer el nuevo sistema de comidas, y que no piensan cambiarlo. Aseguran que ha producido notables beneficios en el comportamiento y la capacidad de estudio de los pupilos desde que se introdujo el sistema.

Además advierten de que la mayoría de los padres está contento con los nuevos menús y que muchos, probablemente, no estén muy contentos con el hecho de que otros padres estén proporcionando comestibles menos saludables a sus hijos a través de la valla.

Julie Critchlow, una de las madres rebeldes, asegura que "los niños no están comiendo lo que se sirve en el comedor porque no les gusta. Prefieren acercarse a nosotras para tomar platos sabrosos y calientes, que es lo que andan pidiendo. Les damos lo que quieren".

Su menú alternativo se compone de hamburguesas, pizzas, "fish and chips", sandwiches, salchichas y refrescos.

Esta guerra de los menús ha salpicado más allá de la escuela. Chubby’s, el local en el que estas mujeres adquieren sus comidas, está haciendo su agosto.

Por el contrario, el supermercado al que acudían los niños a comprar comestibles antes de la política de puertas cerradas calcula sus pérdidas en 1000 libras diarias.

La dirección del colegio se acercó a estas madres para pedirles que dejaran de dispensar comidas poco saludables entre el alumnado. De momento han tenido varias reuniones, pero no han alcanzado ningún compromiso, tan sólo un tregua momentánea. Durante la cual los niños volverán a comer ensaladas.

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